Curvas vs. Slim Fit: la batalla comienza

11 Jul

Por Amanda Quintero (@amandaIsabel87) .- ¡¿Qué es lo que pasa con el siglo XXI y el slim fit?! Este bendito elemento de marketing es el nuevo Karma de las mujeres latinas y, en mi opinión, puede causar severos trastornos en las primeras generaciones de mujeres del siglo XXI.

No podemos negar que las bondades de la industrialización textil -europea y americana- han permitido que se produzcan cantidades absurdas de ropa fashion a costos ridículos, que permiten que cualquiera de nosotras pueda comprarse algo nuevo para cualquier salidita/boda/graduación o simplemente porque nos gustó; y digo ridículas porque de hace 100 años para atrás la gente heredaba la ropa y la usaba por generaciones. Sin embargo, esta tecnología caucásica no es del todo una ventaja en estas tierras voluptuosas.

Antes, mujeres de todas las edades podían llegar a cualquier tienda, pedir su talla y simplemente fijarse en los pequeños detalles de la compra: «Mmmh no, esta costura me resalta este rollito», «Sí, me hace ver como si tuviese las lolas más grandes», entre muchas otras. Con el bendito slim fit al asecho todo se ha vuelto más complicado: ahora llegas a una tienda de pantalones, agarras tu talla normal y cuando estás en el probador ¡el pantalón se te queda en la rodilla! En ese momento sientes frío en los deditos de los pies y una depresión súbita se apodera de ti, «estoy hecha una vaca», es lo primero que piensas. Pero luego, te lo quitas y lo ves bien, miras la etiqueta y reconoces las ya mencionadas palabras, diseñadas para cuerpos que no viven acá: slim fit. Y sin más abres el probador, sonriendo para disimular la pena, y le dices a la chica que te atiende: disculpa, ¿me lo traes en una talla más grande, por favor?

Es así como terminamos conviviendo con pantalones apretados en las caderas y sueltos en la cintura, con faldas que se suben eternamente porque no están diseñadas para la presencia de pompas al estilo J-Lo, y con camisitas que –aunque no exigen 400 cc de relleno por ser slim fit– se deforman en las caderas.

Y todo esto puede causar una enorme presión en las chicas más interesadas en vestir al último grito de la moda. La ropa que llega a Latinoamérica, aunado con la gran influencia televisiva y cinematográfica de los estándares de belleza, continúan enviando a más y más mujeres al quirófano.

Pero quiero decirles, queridas lectoras, mujeres sensatas y con ganas de dejar atrás los paradigmas del siglo pasado ¡no hay necesidad de echarse cuchillo parejo para caber en el slim fit! Si lo vas a hacer porque así te sentirás más cómoda contigo misma, bien, pero que no sea para caber en una ropa que no fue diseñada para ti, no tienes que reacomodar tu cuerpo simplemente porque las políticas económicas del último siglo no han permitido que se desarrolle una industria textil que entienda nuestros cuerpos.

Siempre que me pasa algo como esto recuerdo la célebre frase de Joey en Friends: I’m curvy and I like it!

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