Nos fuimos al .com

20 Sep

Estas tres chicas decidieron, por fin, migrase al .com así que ahora nos encontrarás en http://www.mujeresdelsiglo21.com.

 

No te pierdas nuestras actualizaciones y demás. 🙂

 

Feliz día.

 

Bati, Ami, Lau 🙂

El silicón nuestro de todos los días

16 Sep

(Por Beatriz González @Batita_Gonzalez)

Durante estas vacaciones de verano, en mi escape playero la realidad vino de golpe a darme un par de cachetadas.

A ver, les explico, no conforme con darme cuenta que 7 de cada diez mujeres que veía en la playa tenía su respectivo par de lolas empacadas al vacío tuve que enfrentarme además con que a cualquier lugar al que iba siempre-siempre tenía un grupito de chicas al lado hablando de tallas, cc’s y pechos. Todo el día, todos los días.

Y justo ahora, ustedes van a caerme encima diciéndome ”claro, como tú si tienes lolas”, pero no, el tema no es que yo esté en contra del silicón, para nada… el tema está en que así como el peso que tenemos no puede ser nuestra única preocupación, creo que la talla del busto menos…

Ya no son solo las veinteañeras que quieren tener un tren delantero digno de una Miss, sino que son las amigas adolescentes de mi sobrinita pidiendo su respectivo par de lolas como regalo de quince años, o de graduación. Y si a eso le sumamos a nuestras admiradas cougars que quieren parecer salidas de UrbeBikini, pues ”fin de mundo” como diría mi abuela.

Esto, queridas amigas no es un texto de una feminista arcaica criticando los implantes, es sencillamente una reflexión del porque estamos empeñadas en tener unas súper boobies, sea como sea.

Diariamente somos bombardeadas por imágenes de mujeres con un busto enorme, son las vallas de las Chicas Polar, son las Misses, las actrices, las chicas que nos atienden en la peluquería, son nuestras amigas de toda la vida que amanecen como por arte de magia con unas prótesis al estilo Pamela Anderson… y somos nosotras, que llegamos a nuestra casa y nos miramos al espejo y empezamos a compararnos. -todas, inevitablemente nos comparamos,quién no lo haya hecho pues, no quiere a su mamá.

Hay que tener en cuenta que el aumento del busto es una cirugía -como cualquier otra- que tiene sus riesgos y complicaciones, que si aún eres una chamita es justo que sepas que las lolas te han de seguir creciendo hasta los 21 años, por lo que ”echarte cuchillo” antes de esa edad es bastante peligroso.

Y no quiero sonar alarmista, no, sino más bien quiero invitarles a reflexionar. ¿me aumento el busto para sentirme más cómoda con mi cuerpo, o por presión de otros?. ¿Tener las lolas más grandes me valida como mujer?¿el tamaño realmente importa?

Sencillamente quiero guiarte y darte la mano antes de que decidas hacerle algo a tu cuerpo, y quiero que hagas lo que hagas, lo hagas por las razones correctas. Que lo hagas por ti, para ti, porque evaluaste tus opciones y elegiste dar ese paso tú solita, haciendo uso de tu razón.

Y si decides ponerte implantes, pues bien. Y si decides seguir como estás, con ese par de lolas que la genética te dio, pues enhorabuena. Así de simple amiga.

5 Consideraciones sobre el Miss Universo

13 Sep

Miss Universo 2011 Por Laura Solórzano (@LauSolorzano)

Ya de vuelta en Caracas, me coindice postear junto al Miss Universo, evidentemente me he pasado el día revisando ciertas páginas y leyendo un poco sobre nuestra bella e inteligente Vanessa Goncálves, quien viene a demostrar que se puede ser bella e inteligente al mismo tiempo. Así que con motivo de este magno evento les traigo 5 consideraciones para que no se frustren mientras lo ven.

  1. Todas no podemos ser Misses: El mundo necesita de mujeres normales, comunes y corrientes como tú y como yo. Que no vivan comiendo la clara del huevo con jamón de pavo o se priven de una buena crepe de dulce de Leche por las calorías que tiene. Así como hay mujeres astronautas también hay mujeres Misses y es una profesión que muchas veces requiere más sacrificio y capacidad mental que otras. Muchas mujeres juntas no puede ser fácil.
  2. La cirugía existe: Desde que se inventó el photoshop y además se intensificaron las cirugías, las mujeres que aparecen el TV y nos hacen sentir mal por tener un peso normal han dejado de ser  reales. Es decir, la belleza natural parece estar sobre valorada, pero la verdad es que no. Estuve conversando con un buen amigo (bello, que está buenísimo, ama a los niños, inteligente, y heterosexual) y me dijo: Las mujeres no lo saben pero se ven mejor sin tanto maquillaje y en muchos casos sin maquillaje).
  3. Destruir a las Misses de otros países es tarea de todas: Sí, tiene que ver un poco con la envidia femenina y otro poco con el orgullo nacional, pero destruirlas y ligar que se caigan nos encanta a todas, no se hagan las locas. Así que disfrútalo.
  4. Sé una gordita: Sólo por esta noche permítete comer calorías, grases, carbohidratos y demás cosas ricas, estarás viendo un show que necesita inteligencia emocional y fortaleza mental para no caer ante comentarios de tus amigos o novios como “Esta tipa está buenísima”. Créeme, si es tu novio lo dice por decirlo porque en realidad le encantas tu.
  5. Apoya a Vanessa hasta el fin: Desde hace unos años para acá hemos mejorado considerablemente a nuestras Misses. Después de ganar dos veces seguidas pensamos que era imposible ganar o meternos entre las favoritas. Hemos tenido unos “años malos”, pero hoy parece ser diferente. Así que hoy, sin importar que se equivoque en la respuesta “paz mundial” lo más importante es que ella sienta las buenas vibras que le mandaremos.

Disfruta la transmisión, total, el Miss Universo es como el “mundial de la belleza” para que los hombres entiendan su importancia.

Cursivas Íntimas

6 Sep

Por Amanda Quintero (@amandaisabel87)

«Pienso, luego existo», Descartes

Bueno señores, las mujeres existimos.

Y se nota que sigo de vacaciones, porque mi fuente de inspiración vuelve a ser una película. En esta oportunidad es el turno de Lo que las mujeres quieren, con Mel Gibson. Por si alguien no la vio, la peli va de un tipo que, por razones no explicadas,  puede escuchar los pensamientos de las mujeres durante un tiempo determinado; es una oda divertida que se pasea por una realidad inequívoca: las mujeres nunca, nunca, dejamos de pensar.

Sí, desde que nos levantamos, antes de abrir los ojos, comienza la perorata: « ¡No! ¡Esa alarma de nuevo, no!, un día de estos de verdad que voy a cambiarla a algo más placentero –no, no puedo, si no es así no me despierto-, ay no, un ratito más -¿pero para qué si ya sé que en cinco minutos debo levantarme de nuevo? Mejor me levanto de una vez….». Y ese es sólo el comienzo.

Una vez despiertas planeamos el día –sin importar que luego se nos olvide, o nos distraigamos a mitad de plan-, y de ahí en adelante continua un proceso de sinapsis al estilo Wikipedia, una cosa te lleva a otra y de vez en cuando vuelves a lo que estabas pensando originalmente. Pero siempre, siempre, estamos pensando.

Las mujeres conversamos con nosotras mismas, tenemos la capacidad de tener dos, tres o muchas más personalidades que recuerden, critiquen, cuestionen, aconsejen y complementen sobre absolutamente todo lo que pensamos: «Acuérdate de que tienes que [actividad importante] –sí, porque ayer lo anotaste en la agenda e igualito no lo hiciste-, ¿y cómo lo vas a hacer? –deberías primero…» y cada cosa tiene su debida entonación, quizá tenga distintos tonos, y si afortunadamente tenemos el privilegio de hablar otro(s) idioma(s), seguramente activamos el party lingüístico con la excusa de «no perderlo».

Además, las mujeres tenemos la capacidad de ir pensando en una cosa y activamente escuchando otra y, aunque de vez en cuando se pierda el foco, por lo general lo llevamos bastante bien. Pongamos un ejemplo:

Lo que un espectador vería:

–          Silvia: ¡Hoola, chama! tanto tiempo que no te veía ¿Qué más, cómo está todo?

–          Carlota: Chévere ¿tú? ¿todo fino?

–          Silvia: Sí vale, todo bien. Bueno, te dejo que voy corriendo, nos tomamos un café un día de estos.

–          Carlota: Sí, seguro ¡Chaoo!

Lo que están pensando simultáneamente:

–          Carlota: «Que no me vea, que no me vea, mira para otro lado –¡Oh, no! me vio, bueno actúa natural como si no la habías visto»

–          Silvia: ¡Hoola, chama! tanto tiempo que no te veía ¿Qué más, cómo está todo?

«Qué fina esa camisa, pero engordó un pelo desde la última vez que nos vimos. Me dijo Cristina que parece que estuvo peleando con Luis»

–          Carlota: Chévere ¿tú? ¿todo fino?

« ¡Miércoles! Ese tinte de verdad que no le sentó, seguro se fue a la piscina después de pintárselo porque le agarró ese tono anaranjado tostado…»

–          Silvia: Sí vale, todo bien. Bueno, te dejo que voy corriendo, nos tomamos un café un día de estos.

            «Ese chisme no me lo pierdo ¿le habrá montado los cachos?»

–          Carlota: Sí, seguro ¡Chaoo!

            «Uff, seguro me va a querer sacar el tema. Bueno, que ella brinde el café»

Claro, esto fue sólo un ejemplo, el rango de acidez o cariño de las cursivas íntimas depende del grado de amistad entre ambas, sin embargo nunca faltan.

Es por eso que tantas mujeres van a spas, hacen yoga, ejercicio, meditación, o algo ¡algo que silencie por un momento esa necesidad compulsiva de pensar y re-pensar todo! Algo que nos dé un momento de silencio para recuperar la paz.

Por eso, mujer del siglo 21, dedícate aunque sean veinte minutitos al día en alguna actividad que te guste y te obligue a despejarte, porque cuando no pausamos las cosas y les damos tiempo para que simplemente se asienten las ideas no podemos verlas con claridad. Aprende a disfrutar del silencio, no te arrepentirás.

Les dejo este comercial argentino, simplemente genial:

Libertades Modernas

29 Aug

 Por Amanda Quintero (@amandaisabel87)

De vez en cuando una se topa con una de esas pelis que son sólo para mujeres y las deja –y no hablo de eufemismos para obras de cuarentonas que pagan por ver nudistas-. Van desde Legalmente Rubia hasta La Sonrisa de la Mona Lisa, cada una con su encanto particular. Anoche fue el turno de La Duquesa.

Siempre me repito que el cine es la versión moderna de la literatura, y que si bien es entretenimiento no deja de evocar reflexiones sutiles  que hoy he decidido no pasar desapercibidas.  La historia cuenta de la escandalosa vida de la Duquesa de Devonshire durante el siglo XVIII en, lo que para el momento era la capital del mundo, Londres. Más allá de la trama y el drama, tres contrastes con la vida actual de la mujer occidental –nuestra maravillosa realidad- quedaron de manifiesto:

  1. Elección del marido: hace menos de dos siglos las mujeres eran vendidas, negociadas e intercambiadas en matrimonio, sin mencionar que quedaban necesariamente atadas financieramente a él… «a su merced, mi Señor». ¡¿Te imaginas?! ¿A quién hubiesen elegido tus papás? ¿Estarías ya casada?… Piensa en tu trabajo/carrera ¿Te habría dejado continuarla?
  2. Responsabilidad del sexo de los hijos: esto aplicaba más para los nobles, y aún tiene profundas raíces en nuestra sociedad, pero ¿te imaginas un mundo en el que no se supiese que el cromosoma XX o XY lo pone él? Incontables mujeres fueron maltratadas por «no poder concebir un varón»  ¡Imagina! ¿Cuántos bebés tendrías hoy buscando al heredero?
  3. Formas de expresión: la peli tiene una frase súper fuerte en la que ella, Keira Knightley, le dice a su esposo «ustedes tienen tantas formas de expresarse: política, deportes, artes… nosotras debemos hacerlo a través de vestidos y sombreros»  ¡Qué fuerte! Piensa por un momento en tus hobbies ¿cuáles crees que podrías practicar? ¿Podrías irte sola de viaje? ¿Qué sería de ti sin tus charlas de política, tu libertad a protestar, al voto, a ponerte pantalón si te da la gana?

Creo que lo que quiero decir es que a veces subestimamos nuestra oportunidad de ser económicamente independientes, de poder optar por la educación que queramos, de poder vestirnos y maquillarnos como dicten nuestras preferencias y que nuestro catálogo de amor o lujuria está completamente a nuestra disposición.  Quiero recordarnos por un momento que nunca en todos los años de historia la mujer había tenido tantas libertades. ¡Vívelas con pasión!

Pero después de todo es un buen síntoma ¿no?


«Hay mujeres en el espacio y el verdadero síntoma de progreso es que a nadie le importa» -Tina Fey, Saturday Night Life

Envidia y mujeres: 4 combinaciones peligrosas

26 Aug

Mujeres y envidiaPor Laura Solórzano (@LauSolorzano)

Últimamente he tenido una gran fuente de inspiración en lugares donde es fácil conseguir contenido: Mis clases de Yoga, Pilates y Spinning. He encontrado temas para hablar aquí o en mi blog personal o simplemente temas de “cháchara” con mis amigas. Sin embargo, creo que no pensaba encontrar ahí un tema que me divierte tanto: La envidia femenina. Yo inocentemente creía que las mujeres iban a su clase y ya.

Es bien sabido que “entre bomberos no se pisan la manguera”, esto sólo aplica a los hombres (Sin importar el tiempo que tengan conociéndose) y para algunas amigas, ojo, sólo algunas. Ahora leerán una lista que define 4 combinaciones altamente peligrosas que desatan la envidia de las mujeres logrando que hasta las Diosas del Olimpo se molesten. Espero que lo disfruten y se sinceren con ustedes mismas:

  1. Mujeres y hombres: Este evidentemente es el tipo de envidia más común entre las féminas y tiene que ver con aquello que se desata una vez que dos mujeres se fijan en el mismo tipo, amigo, jefe, etc., cualquier hombre es motivo de pelea, discusión, garras y por supuesto Envidia. Si esta lo tiene, si yo lo quiero. En fin, chicas seamos sinceras, muchas veces tenemos envidia porque la amiga consiguió novio o tuvo algo con el niño que más queríamos en la universidad. O sencillamente porque tiene un grupo de amigos geniales y pues, atacamos con nuestras “armas” -mejores o peores- para tratar de quitarla de ese mundo de perfección.
  2. Mujeres y trabajo: Esto a mi no me ha tocado (Gracias a los Dioses griegos), pero hablando con una amiga el otro día me comentaba lo impresionantes e insoportables que pueden ser las mujeres detrás de un ascenso en una compañía. Son capaces de todo, descalificarte personalmente, bloquearte proyectos para que no salgan e incluso salir con el jefe para “ganar” el ascenso. Mosca, porque la verdad es que hay mujeres (del siglo pasado evidentemente) que están dispuestas a todo.
  3. Mujeres y Ejercicio: He notado en mis clases, sobre todo en Spinning que no importa si eres vieja, joven, gorda, normal o estás buenísima, la mayoría de las mujeres te mirará diciéndote: “¡Ja! Pobre, no puede completar la serie”, “¿Esta niña tiene que venir a hacer spinning aquí para que mi marido la vea?” y cosas por el estilo. Es lo que fácilmente leo en la mirada de casi todas las mujeres en la clase cuando dejo de lado la concentración sólo para encontrar temas para el blog. Es impresionante, pero parece que hay mujeres que nunca están del todo contentas con lo que son o lo que hacen.
  4. Mujeres y ropa: Tal y como lo dijo Batita el su post del lunes, hay mujeres que sencillamente viven comparándose con otras con un poco más de creatividad (o herramientas digitales) y se quejan de no tener nada que ponerse. Este tipo de fémina es la que corre desesperada a comprarse la misma falda que fulanita pero en otro color sólo porque ella también lo tiene que tener o que destruye los atuendos de otras porque “a ella todo le queda mejor”. La verdad es que no, la gente se viste como quiere y sí, podemos ser críticas en ciertos criterios, pero creo que sólo a ciertas personalidades le queda bien “todo”, el resto de nosotras tenemos ropa que nos favorece y nos desfavorece.
En fin, creo (obvio) que todo este tipo de envidias están directamente relacionados al autoestima, amor propio, confianza, seguridad en ti o como lo quieras llamar. Deja de ver y compararte con la que tienes al lado y siéntete confiada y segura de que eres U.N.I.C.A.=Una Niña Inigualable, Capaz, Auténtica.

Un clóset lleno de nada

23 Aug

Por Beatriz González (@Batita_Gonzalez)

Viernes tipo siete y media de la noche. Una chica en toalla, recién bañada se dispone a ver que outfit va a usar en un par de horas para irse de fiesta por ahí. Abre el clóset y allí, entre ganchos y gavetas aguardan faldas, pantalones, vestidos, jumpers, camisas, camisetas, franelillas, tops, shorts, pescadores, leggins, sandalias, tacones, medias y un sin fin de accesorios listos y dispuestos para crearle el “look ganador de la noche”.

 Viernes, ocho de la noche. El mismo escenario, salvo que ya el clóset no está del todo ordenado y pareciera que un monstruo hubiera escupido la ropa en todo el perímetro del cuarto. Nuestra chica se ha medido más de 4 conjuntos e infinitas combinaciones, ha pedido ayuda, ha consultado con el espejo, con sus amigas, y casi con el consejo de ministros de la República de la Moda. Y sigue en toalla, los minutos pasan, y su plan de viernes por la noche se va alejando cada vez más.

Viernes, ocho y media de la noche. La chica empieza a colapsar, está frustrada, nada le gusta, ni la convence y ya harta de deshojar la margarita de la ropa, llama por teléfono para cancelar el plan, soltando la tan trillada frase:

“No, no voy a ir. Es que no tengo NADA que ponerme”.

Todas, en algún momento hemos sido esa chica, el día es lo de menos, hemos sido esa chica un sábado al mediodía, o un martes en la tarde. Pero hemos estado en la misma situación y hemos dicho la misma frase “no tengo nada que ponerme, nada, nada que ponerme”. Y hemos visto mil veces nuestra ropa, y nos hemos probado todo lo que tenemos a la mano.

Es inexplicable como teniendo tanta variedad de ropa, aún insistamos en esta frase. ¿Será que tenemos un clóset lleno de “nada que ponernos”?

No, la respuesta es no. Es que somos caprichosas, volátiles y a veces no sabemos como variar y jugar con las piezas de nuestro guardarropa, pero no hay porque sucumbir al pánico, ni mucho menos tenemos que dejar de salir solo porque no tengamos la combinación perfecta.

Y ya me dirán “seguro esta jeva tiene el clóset de las hermanas Kardashians y por eso no me comprende”, pero no. Tengo un clóset normal, como el de cualquier chica en sus veinte, pero tengo creatividad y una computadora con acceso a Internet, por lo que puedo revisar combinaciones y tratar de emular un look que me guste con lo poco/o mucho que tengo en mi clóset.

La solución, queridas lectoras es ser versátiles, y estar al día en cuanto a tendencias sin mortificarnos mucho, por lo que les recomiendo no solo las revistas de moda, sino un par de websites donde pueden inspirarse.

Para que nunca más cancelemos planes por no tener “nada que ponernos”.

Websites: Polyvore.com // http://nanysklozet.blogspot.com

Ya estás lista para casarte

19 Aug

Casarse

Por Amanda Quintero (@AmandaIsabel87)

Sentados a la mesa, en familia, sucedió y quedó dando vueltas en mi mente… Otro paradigma del siglo XX, y que siento debo compartir con ustedes, mis mujeres del siglo XXI.

 

Para una ocasión especial había cocinado unas berejenas a la parmesana. Era una  típica cena cocinada en familia, en la que cada quién preparó algo, y llegado el momento de probar todo comienzaron los comentarios alusivos: “Mmmh… Qué rica quedó la carne”, “ehh… al puré le faltó un poquito de sal” y así sucesivamente.

En esas, mi abuelita, una viejita adorable que mayormente conversa sobre comidas y el clima, me dice “hija, ya estás lista para casarte”. Esa era su manera de decir que estaba sabroso, que había pasado el estándar de calidad. Acto seguido mi hermano comenta, con un tono de sarcasmo, que seguramente en mis clases de econometría sirvieron mucho para la preparación, dejando claro que mis intenciones -ni las suyas-, son convertirme en una MMC de la vida; no tengo nada en contra, pero no es mi naturaleza. Todas las mujeres presentes lo miraron fijamente, gobernó un incómodo silencio durante la cuantiosa infinidad de diez segundos, yo sonreí a modo de cómplice y cambié el tema.

Fue un momento de choque generacional que me hizo preguntarme: por muchos siglos la mujer ha debido cocinar, servir, criar para, al y por el hombre, pero, ¿aún está vigente eso en el siglo XXI?¿Es la convención social que la mujer es quien debe alimentar al hombre? ¿Qué acaso no es una era de compartir y trabajar en equipo? Vamos, que yo lo hago porque me encanta cocinar, pero, ¿debe aún una mujer sentirse responsable de que su marido se alimente?

No lo creo, hay a quienes no les gusta la cocina y no creo que se deban sentir presionadas a hacerlo, y creo a las que nos gusta tampoco tenemos ninguna obligación. Saber cocinar es más un tema de supervivencia al momento de vivir fuera de casa, que un tema de “responsabilidades femeninas”. Creo que si lo haces debe ser porque lo disfrutas, o porque quieres cuidar de tu salud, pero nunca porque La Sociedad -particularmente la Latina que tiene complejo de machista- te lo impuso, siempre habrá más opciones

5 reglas que una mujer puede/debe romper en esta época

16 Aug

Por Laura Solórzano (@LauSolorzano)

Conversando con mis amigas sobre qué tema podía tratar en mi próximo post me comenzó a surgir la idea de esas reglas absurdas que por los siglos de los siglos (amén) hemos cumplido como si nuestra vida dependiera de ello. La verdad es que sí, hay unas cuantas reglas que pues debes cumplir, digamos no matarás (ni te matarás) es una de ellas, pero vale tenemos un montón de otras que cuando las analizas bien son hasta absurdas.

Pensando en el tema de las reglas comencé a descubrir que a lo largo de la historia (por lo menos desde que la estudio) la mayoría de las reglas deben ser cumplidas por las mujeres por aquello de “la sociedad”. Así que recordé un ensayo que hice en la universidad sobre una comparación entre el Siglo 21 y el Siglo  XVI (siglo del renacimiento), todo esto me llevó a plasmarles aquí 5 reglas. Comencemos.

  1. Tacones ¿Para qué?: A pesar de que a muchas les encante andar en tacones, bien sea por formalidad, por amor, por trabajo, lo cierto es que suelen ser incómodos (y no me digan que no). Antes se acostumbraba al ir a una fiesta que los tacones era lo último que una mujer se podía quitar, perdía la elegancia, el glamour. Olvídense de eso, lo mejor que pueden hacer es verse bellas en tacones las primeras dos horas (yo sólo aguanto una) y después de ahí sacar el arma secreta: unas sandalias chatas plateadas o que combinen con el vestido.  Al día siguiente estarán como nuevas. Admeás creo que los tacones tienen su momento.
  2. Los colores ¿Cuáles?: Salvo la regla de que para una boda o quince años no te puedes vestir de blanco porque opacas a la novia, me parece que todas las demás reglas se deben romper. Aquello de “colores de día”, “colores de noche” es un invento de algún diseñador de moda, pero ya que estamos en algo parecido al renacimiento donde todo está permitido y donde comenzamos a renovarnos está permitido ser creativas. Mi color es el rojo y créanme que a donde voy llevo conmigo algo rojo.
  3. Hombres ¿Cuándo?: Esta regla la rompieron nuestras mamás, probablemente no nuestras abuelas, pero sí con nuestras mamás y la liberación femenina, la píldora anticonceptiva y demás comenzaron a generar una grita en esta norma, aquella de “debes llegar virgen al matrimonio”. Digo, que si son felices y les provoca pues adelante, eso sí a cuidarse porque el mundo está sobre poblado de niños “metidas de patas”.
  4. Ropa ¿Ponerme eso?: El mundo ha cambiado y con él la moda. Chama, déjate de rollos y ponte lo que te dé la gana, cómprate esos pantalones que se usan para hacer Yoga y póntelos para ir al cine, guarda los lentes aburridos y compra los divertidos que te hacen feliz. Ser mujer del siglo 21 implica descubrir lo que eres, cómo eres y saber que todo eso se proyecta. Así que la próxima vez que estés en una tienda COMPRA lo que quieras sin pensar en “Susanita qué dirá sobre esto”. Ya el mundo se encarga de generar fábricas de mujeres, no comencemos nosotras a crearlas también.
  5. Dieta ¿Con qué se come eso?: A ver, aquí no quiero que entremos en polémicas; yo misma estoy “haciendo” dieta en este momento y es que esa dieta consiste en comer sano y balanceado, pero también consiste en sentarme en Ávila Burger y pedir una hamburguesa, comer chocolate, etc., pero también hacer ejercicios. En muchas épocas y culturas se ha creído que la mujer es más bella gorda o flaca. La verdad es que la belleza en esta época va de la mano con sentirte feliz contigo. No importa si eres una MMC o una MM o sencillamente si estés preparándote para casarte, lo  importante del asunto es que te sientas sana y feliz.

Justo ahora comienzan a ocurrírseme más de estas, pero quiero escucharlas a ustedes ¿Qué regla puedes romper en esta época?

De romances mediocres y fantasías

11 Aug

Por Beatriz ”Batita” González (@batita_gonzalez)

La que no precise un poco de fantasía que se atreva y tire la primera piedra.

Vamos, no nos engañemos, la mayoría de nosotras -ya sea influenciada por los cuentos de hadas, las canciones pop, o las comedias románticas- precisamos, queremos y exigimos un poco de romanticismo. Un detalle inesperado, un gesto caballeroso, una cita bien planeada, un escape en pareja a cualquier lugar, un mensaje al Blackberry cargado de sentimientos.

Un detallito de esos espontáneos del tipo ”estaba pasando por la vitrina, lo vi y decidí comprártelo”. Una nota de voz diciendo ”pon la emisora tal, que están pasando tú canción favorita”.

No lo podemos negar, es cuestión de nuestras hormonas y de la forma en la que fuimos criadas. Nos grabaron eso en el código genético y ahora en este siglo no sabemos qué hacer cuándo el pejelagarto de turno no tiene ni un solo detalle para con nosotras. Anda, tampoco es que les pedimos carteras LongChamp, o un vestido de Custo Barcelona.

Lo único que queremos es que nos demuestren con hechos, palabras y uno que otro regalito que nos aprecian, que piensan en nosotras.

 Y claro está a veces todo se desarrolla de una manera tan casual que una no sabe realmente en que momento está en orden esos de los detallitos, y nos volvemos un ocho, porque queremos ser relajadas, y muy del siglo XXI, pero también se nos remueve la doncella del siglo XV que llevamos dentro, y miramos un chick flick un viernes en la noche y decimos ”ay, que lindo, le hizo un cd con canciones románticas”, pero a los 5 minutos, hablamos con el chico en cuestión le mandamos la señal confusa de ”No vale, no tienes porque molestarte…¿detalles?, si estamos bien como estamos”.

Todo por no asumirnos como las románticas que somos.

No sé ustedes, pero yo prefiero dejarlo en claro. Me gustan los detalles, me encanta sentirme querida, porque para tener orgasmos, ya sé como tenerlos por mi misma.

Vamos, sedúzcannos. 

Así que aplícate, que para un romance mediocre, pues prefiero un touch’ and go.